Puerto Palabras

Los colores del mundo (1994)

Amanece...

Y en la aurora, los colores del mundo parecen ser los mismos.

Corren épocas buenas, para quienes de verdes billetes han llenado sus arcas, mas oscuras e infames para los que sufren hambre negra, o viven entre el gris incienso de la guerra.
El Consumo es el Rey de la acuarela: Tanto tienes, tanto vales...
La mujer ideal es una flaca, mezcla de gimnasio y yogur diet; independiente y con la cara tostada por la lámpara.
El hombre: un triunfador. Pelo brillante, sin panza y con las manos blancas, sin huellas de trabajador.
Los viejos... transparentes, ya fueron, no se ven. Se van desvaneciendo con los años, perdiendo la importancia, pues ya casi no tienen voz ni voto. Sólo se ven algunos los miércoles, en La Plaza.
Jóvenes y adolescentes, que matan a las horas entre un porro y los clasificados, esperando extraviados el soñado naranja de algún futuro, incierto.
Y los niños, esos que son verde esperanza, para los que siempre dejamos la vida en los discursos... Se encuentran sumergidos en imágenes rápidas; algunas repetidas a diario en el noticiero de la mañana: La injusticia, la mentira, la codicia, el rojo de la inocente sangre. Matar... tan fácil como desenvolver un caramelo.

Y en medio de este tétrico arco iris, como una muestra grande de esperanza:

Un poeta desborda en violetas de poesía buscando al Hombre Nuevo.
Una madre da al niño su tibia leche alba.
El humo negro ve llegar solícito al Bombero Voluntario.
Un verde delantal salva una vida humana.
Un hombre honesto toma el colectivo azul de siempre para ir y volver de su jornada.
Una maestra de cabello gris aún recibe al escolar con su ternura y su sabiduría.
Un amarillo sol nos vuelve a entibiar cada mañana.
Y en medio de éstos y otros colores de mi tiempo, de nuestro tiempo, parí mi primer libro, que busca tener dentro, un color que refleje cada momento.
Amanece... Y en la aurora, lo colores del mundo parecen ser los mismos.