
foto: Carlos Pesce
Cibernética y Soledad
Unas pálidas teclas detonan
al compás del latido asfixiado;
golpe seco, que siembra semillas,
como almendras regando el sendero.
Las pupilas inquietas, distantes,
viajan el escenario computado,
anárquico y despótico instrumento
que atrapa el tremendo desamparo.
Misceláneas de signos que se instalan
en la fugaz pasión de la pantalla;
sordos amores inútiles y tiesos...
2 comentarios:
Guau, dejame publicarlo en mi blog de poesía (www.acromante.blogspot.com), si no es molestia, para no ser el propietario de un discurso monocorde e ir haciendo del blog un espacio coral.
He vivido unos años en Buenos Aires, siete años de mi adolescencia y juventud en Longchamps, y ahora de Bariloche no me sacan.
Puedo decir,con la humildad del caso, que las cosas que se pueden escribir en Buenos Aires son distintas a las que se pueden escribir en Bariloche. En cada lugar, el idioma tiene una soberanía inconfundible.
¡Gracias Juan Pablo! Publique nomás, publique, yo encantada...
Coincido con tu opinión acerca de los "modos" que va formando el paisaje.
Uno se va mimetizando... Ahora soy de acá, mas sueño con regresar a buscar la partecita de mi cuore que aún vive allí.
Beso
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