Telegrama de despido
La carta arrinconó tu voluntad,
te trajo remembranzas de licor...
Ganó la realidad
con su bestial sabor
amargo, que te aparta sin piedad...
Creíste que zafabas del dolor,
que el filo te esquivó por caridad,
tus manos, sin labor,
destilan la ansiedad
de un marginado más, en su sudor...
Fuiste un señor,
respiraste en la decencia
esperando que al regreso
te amparara la conciencia
y al final te sentís preso...
Te sentís preso
de tu fe, de tu nobleza,
de encarnarte en la riqueza
que te da ser solidario
y vivir con compromiso,
aunque pases por otario
y no tengan compasión...
Te echaron del laburo sin piedad
y el miedo te sedujo de rencor...
Despótica crueldad
de un mundo sin amor
que oprime con su ilógica verdad...
Despierto entre las garras del terror
fatal que te endosó la soledad,
vencido en el honor,
desnudo en la impiedad,
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