Y es esa cuestión humana
que me derrumba a paladas
anegando frenesíes
con atormentadas lágrimas.
Es esta virtud pequeña,
crueles tiempos de mudanza
no es que escaseen las manos
poco, casi nada alcanza.
Es como un gran sacudón
árbol de desnudas ramas
y los pájaros emigran...
enloquecidas sus almas
se van, rebuscando apenas
acariciar certidumbres,
flor que en su tierra no hallan.
¡Pobres pájaros! ignoran
que amplificando sus alas,
entrelazándose a otros
pájaros de buena entraña
podrían colmar el cielo
de su bosque que arde en llamas,
despejar el negro humo
ocultador de esperanzas.
Ellos, nada menos ellos
con su trova extraordinaria,
su natural alegría
de retoños perfumada.
Y yo, pajarilla triste
con mi canto de vidala
no me siento con derecho
de pedirles no se vayan
a buscar otro horizonte
justo yo, rebelde innata,
trinar de versos mi espada,
aletear de pensamientos
hambrientos por dar batalla.
Pequeña búsqueda al cambio
para que ya no te marches...
para que vuelvas a casa.
Imagen: imagenesargentinas.blogspot.com
4 comentarios:
Este poema merece más de un comentario. Los demás lectores están a tiempo todavía de celebrar su música, esa cadencia de palabras que vuelan, esa piel que se deshace del vértigo y hace del cielo su morada.
Saludos desde Bariloche
Gracias Juan Pablo... es que estamos en perfecta sincronía. Yo también logro simplemente disfrutar de la fotografía que me muestran tus escritos. Me alegra haberte encontrado.
Lo bello de esta poesía y el acierto de la imajen que la ilustra lograron conmoverme.
¡ FELICITACIONES!
Juliana Gómez Cordero
Gracias Juliana! Siempre estás por acá... un beso.
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